La respuesta de Seokjin.
Luego de aquel sexo delicioso, Jimin salió a marcar el camino desde el río hasta la casa, acompañado de Jungkook, que andaba atento a los alrededores. Era para que Taehyung no se perdiera cuando quisiera visitarlo y no tener que viajar tan seguido hasta la manada. Luego del incidente anterior, dudaba de que tan buena idea era ir. Su única razón era su hermano, y si él no podía moverse de su hogar, el castaño sí.
Al regresar, Jungkook divisó a Namjoon en la puerta. ¿Qué hacía ahí el desaparecido ese? Frunció el ceño porque las visitas de sus hermanos siempre eran infortunadas.
Apuró el paso, adelantándose a atenderlo antes de que Jimin lo notara: —¿Qué haces aquí? —preguntó por lo bajo.
—Vine a visitar, ¿no puedo? —sonrió Namjoon—. Ya me enteré de mi sobrino... bueno, si es que sobrevive.
—Cállate, si va a vivir —volteó en cuanto escuchó a Jimin acercarse—. Ve adentro amor —lo tomó, dándole un beso en la frente.
—¿De qué habla? —preguntó Jimin, algo serio. Ya se le hacía un tanto extraño que los hermanos de Jungkook hablaran tanto de muerte y cosas horribles.
—Ya sabes, que algunos omegas no sobreviven el parto —mintió el mayor.
—Ya veo de dónde saca ese miedo Jungkook —exclamó con fastidio—. Ya no quiero que digan eso, no voy a morirme.
—Si bueno, ve a alimentarte o algo —movió su mano con desinterés. ¿Desde cuándo un omega podía opinar sin que se lo pidieran?
—Ve a sentarte, ¿no quieres que te lleve algo? —dijo Jungkook, guiando al peliblanco hasta la puerta. Cuidaba de él 24/7, no quería que nada le pasara.
Namjoon se alejó de la entrada, de brazos cruzados mientras esperaba a que Jungkook dejara de andar de esclavo atendiendo al lobo raro. Estaba curioso sobre el supuesto cachorro que tendrían. Eso no era normal, no para Jungkook y su naturaleza. Para ninguno de los tres, de hecho.
Era una maldición que los había perseguido durante años, de la que no podían escapar fácilmente, por eso habían tenido que adaptarse a aquello para vivir en paz. Uno por traidor y los otros por vengativos.
Jungkook salió de la cabaña una vez le dio su bebida fresca a Jimin, viendo a Namjoon ahí parado aún. No sabía que buscaba y tampoco era algo que le importara, solo lo quería lejos de su vida.
—Si vienes para decirme lo mismo de siempre desde ya te digo que está vez no va a suceder —advirtió Jungkook desde entrada, harto de lo mismo cada puto día.
—Solo vine a avisarte que ya tenemos lista su fosa, en la que casualmente cayó dentro hoy —dijo con una sonrisita. Era una coincidencia muy graciosa a su parecer.
—Pues cierren esa fosa porque no va a ser necesaria. Mi omega y mi cachorro van a vivir.
—Hay que estar preparados para cualquier cosa.
—Nada de eso va a suceder —suspiró—. ¿Hasta cuando vas a dejar de hacer que mis buenos momentos se vuelvan malos?
La sonrisa de Namjoon se borró un poco tras esas palabras. Odiaba que usara ese tipo de frases contra él, porque bien consciente estaba de lo que habían pasado, de que Jungkook ya había aprendido la lección. Sin embargo, no podía dejar de sentirse un tanto resentido con la vida, con las decisiones de mierda que habían tomado, llevándolos a ese momento.
—Solo te recuerdo tu realidad, la de los tres.
—Mi realidad es otra. Tengo un omega precioso que adoro y voy a ser papá. Nada malo va a pasar y tengo fe en eso. Lo quiero hacer bien, y no voy a permitir que sigas recordándome lo que sucedió cada vez que notas que algo me hace feliz. ¿Acaso ves que yo voy detrás de ti o de Hoseok para amargarles el rato?
—Uno que es hijo del líder de los lobos, ¿lo olvidas?
—Si, y me importa una mierda eso. Voy a luchar por él y lo voy a tener conmigo cueste lo que cueste.
—¿Y por qué debería de ayudarte si por tu culpa estamos así?
Jimin se asomó un poco por la puerta, intentando escuchar de que hablaban, pero estaban algo alejados. Sentía a Jungkook algo alterado y frustrado, también nervioso. Eso era normal cada vez que esos tigres iban a la casa.
—No te estoy pidiendo ayuda, hermanito, solo paz, ¿entiendes eso? ¡Paz!
—Lamentablemente tú y Hoseok son lo único que tengo, así que no, no entiendo eso. Siempre estaré pendiente de ustedes, es mi obligación como hermano mayor de ambos.
—Pues entonces deja de repetirme lo que sucedió. Ya bastante tengo con el cargo en mi conciencia y con estar pagándolo de esta manera.
—Bien o mal estoy cuidando de ti, ¡aunque no te lo mereces!
—Y en serio agradezco eso, ¿sí? Pero, por favor, no me repitas una y otra vez que mi omega va a morir. Él es diferente a los demás.
—¿Solo por qué es blanco? —alzó una ceja.
—Si, es por eso. Creí que Hoseok ya te había mencionado algo de eso, que es especial.
—¿Especial cómo? ¿Es tarado? —ahogó una risa al ver a Jungkook rodar los ojos.
—No, no lo es, y no lo entenderías ni lo creerías.
Jimin se había acercado lo suficiente a ambos alfas como para escuchar de lo que hablaban sin que lo notaran. Al parecer intentaba contarle sobre sus poderes a Namjoon. No entendía con qué propósito lo hacía, pero supuso que debía tenerle mucha confianza como para hacerlo, pues era un tema delicado y difícil de creer.
—No, Jungkook, ahora quiero saber.
—Tiene poderes de luz. Manipula y crea luz.
—Eso no es posible.
Jimin creo una esfera de luz y salió a donde pudieran verlo, dejando atónito a Namjoon. El mayor no podía creer lo que veía. Ese omega literalmente estaba tomando la luz entre sus manos. Por otro lado, Jungkook también estaba sorprendido de que Jimin se mostrara así frente a su hermano, pero no le dijo nada.
—¿Lo ves? —dijo Jungkook.
—Debo estar borracho —susurró Namjoon, tomándose la cabeza. Seguro ese vino que había tomado al mediodía le estaba afectando.
—No, no lo estás.
—¿Quieren tocarla? —dijo Jimin y extendió la mano hasta los alfas, dejando expuesta la esfera de luz—. No sé si pueden sostenerla... nunca antes lo intenté.
Namjoon le dedicó una mirada extraña, negando. Lo último que le faltaba era quedarse sin mano. Suficiente tenía con su problema actual.
—Si me quemó vas a curarme, eh —advirtió Jungkook, acercando lentamente su mano izquierda hacía el poder.
—No sé que vaya a pasar...
Dudoso, pero expectante, Jungkook finalmente tocó la esfera. Grande fue la sorpresa cuando esta se apagó, volviéndose un orbe oscuro, negro, como si la luz de la que estaba hecha hubiese sido opacada por una intensa oscuridad.
Asustado, Jungkook apartó la mano de inmediato y Jimin la dejó caer, siendo incapaz de sostenerla. Era demasiado pesada.
—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Jimin, sin poder creerlo.
—No lo sé.
Jungkook pasó saliva. Él si sabía el por qué, pero no iba a decírselo. Ahora tenía miedo de que a Jimin le pasara algo similar. No quería perderlo, ni a él ni al pequeño cachorro que llevaba en su vientre.
—Creo que si va a morir —dijo Namjoon, ganándose un gruñido de advertencia de parte de Jungkook. Si por un momento había tenido un mínimo de esperanza, eso acababa desaparecer—. Creo que mejor me voy, a ver si estoy soñando.
Observó a la pareja por un momento, sin saber que les depararía el destino exactamente, y se fue rápido de ahí. Lo que Jimin era capaz de hacer era sorprendente, y aunque estaba sorprendido, no le parecía tan extraño que algo así existiera. después de todo, ellos también estaban jodidos.
Jimin solo podía pensar en las palabras de Taehyung, sobre la energía negativa que supuestamente sentían cuando Jungkook se les acercaba. No quería pensar que esa era la razón para que su orbe acabara así, macizo, oscuro, pesado... ¿Y si algo le pasaba a su cachorro?
—Vamos adentro, hace frío y pronto va a llover —dijo Jungkook, observando el cielo gris.
Una vez dentro de la casa, comenzaron a prender todas las antorchas y velas que tuvieran. La noche se acercaba y comenzaba a ponerse oscuro. Eso a Jimin no le gustaba.
—Me gusta dormir con lluvia —dijo Jimin, mientras Jungkook veía que hacer de comer—. Menos cuando hay truenos tan fuertes... esos me asustan un poco, pero generalmente duermo muy a gusto y profundo, seguro ya lo notaste.
—Si, lo noté. Te ves tierno durmiendo, incluso sonríes y te vas adorable —sonrió, no solo por recordar a su omega así, sino también por haber cambiado de tema.
—¿En serio? ¿Sonrío dormido?
—Si, anoche lo hiciste. No sé qué es lo que sueñas, pero las veces que te he visto dormir tienes una expresión alegre.
Jimin se quedó pensando por un momento. Era algo que nunca le había dicho a nadie, porque sentía que lo tomarían por loco o no quería ventilar cosas que se le hacían muy personales. Siempre que dormía, no le gustaba tapar la ventana con las cortinas. De algún modo lo hacía sentirse mejor.
—Pues... nunca se lo he dicho a nadie, pero a veces al dormir siento que algo cálido me abraza y no son las mantas ni eres tú. Es... otra cosa que no se explicar.
Jungkook dejó lo que estaba haciendo y volteó a verlo, notando que hablaba con la mirada perdida en un punto, como si eso lo ayudara a explicarse: —¿En serio? O sea... ¿sientes exactamente que te abrazan?
—Si, es parecido al abrazo de una madre. Ningún otro abrazo será como ese... ¿si recuerdas el de tu madre?
El azabache apretó los labios, sintiéndose repentinamente mal de tan solo pensar en eso. Claro que lo recordaba y era algo que no valoró hasta luego de la desgracia, una que él mismo había provocado.
Se arrepentía tanto.
—Lo recuerdo... —susurró. Extrañaba tanto un abrazo de ella, y por su culpa ya no estaba.
—Lo siento, no debí decirte eso —sentía la angustia y dolor que a su alfa le provocaba hablar del tema. Era un tonto, ¿cómo iba a preguntarle eso como si nada?
—No, no te preocupes, está bien.
Jimin se puso de pie y fue hasta donde estaba. Lo abrazó fuerte, como si eso fuera a acabar todos los males que atormentaban a Jungkook, siendo correspondido de inmediato. Un cálido abrazo siempre venia bien.
—Sé que no es lo mismo, pero siempre estaré para darte uno.
—Los tuyos me hacen sentir muy bien, amor —sonrió, enternecido—. También son cálidos y suaves.
—En unos meses te abrazará nuestro cachorro también —se separó a verlo, tan cerca de su rostro que sus respiraciones chocaban.
—Espero que así sea. Quiero ser un buen padre.
—Lo serás.
Jungkook acortó la distancia, iniciando un adorable beso lleno de amor, mientras acariciaba el vientre aun plano de su omega. No quería pensar en que algo podría pasarle a Jimin, nunca se lo perdonaría. Era lo más valioso que tenía en su asquerosa vida, por no decir lo único.
Si llegaba a pasar lo que tanto temía, buscaría la forma de dejar de vivir, así le costara una eternidad conseguir su cometido.
✧✦✧
Al otro día, la lluvia caía fuerte y abundante fuera. Casi ni había luz del sol al abrir las ventanas, pero si lo suficiente como para no tener que prender las velas. Jimin no tenía idea de cómo harían para llegar a lo de Seokjin. Seguro un par de pasos y terminarían empapados y no quería eso, se podía enfermar. Era complicado salir de esas cosas.
Se había despertado varias veces por el ruido de la lluvia, siendo incapaz de pegar un ojo nuevamente, por eso se dedicaba a acariciar a su alfa, mimándolo y llenándolo de amor. Acariciaba su cabello y dejaba besos en su blanca piel.
Inconscientemente Jungkook ya andaba ronroneando. Era inevitable para él hacerlo cuando estaba feliz. Jimin lo hacía feliz.
Se refregó contra Jimin como un gatito, haciéndole saber que ya estaba despierto. Su ronroneo era tan fuerte que pegaba contra el pecho de su omega, pero se sentía demasiado bien.
—¿Ya despertó el gatote? —dijo Jimin, por lo bajo.
—Miau —contestó Jungkook, haciendo sonreír a su omega.
—Oww eres tan tierno ronroneando —lo rascó tras las orejas, mientras lo abrazaba con su mano libre—. Eres mi gatote, siempre te haré mimos.
—Amo tus mimos —se sentía demasiado cómodo y protegido en los brazos de su omega. Aunque era alfa a veces necesitaba de esa contención y amor que solo Jimin podía darle—. Aún no deja de llover, ¿seguro que quieres ir? Podemos hacerlo mañana.
—No tengo nada mejor que hacer, encontrar un modo de ir va a ser entretenido.
Jungkook pensó por un momento. Los señores de alta sociedad solían usar carrozas finas y unas cosas raras llamadas paraguas. Era efectivo, sin embargo, ellos no tenían nada de eso y era bastante caro de conseguir, pero si no podía comprar uno, lo iba a fabricar. Nada iba a detenerlos.
—Podemos usar un telón de cuero que tengo guardado —se apoyó en un codo, viendo a Jimin—. Mis padres lo tenían porque querían armar un pedazo grande para dejar en el piso pero, es obvio que nunca lo usaron... Eso nos podría cubrir de la lluvia.
—Es buena idea, amor, hay que intentarlo.
Luego de comer algo y abrigarse con tapados y botas de cuero, Jungkook se encargó de sostener sobre ellos la enorme manta de cuero, para no mojarse. Y aunque se apuraron todo lo que pudieron, no lograron evitar que sus pantalones y sus botas se mancharan de barro. Parecía un pantano de tanto lodo y agua. Lo bueno es que no se les había quedado el pie en ningún hoyo.
Al llegar a la casa de Seokjin, Jimin tocó la puerta, rogando que estuviera. No quería que toda esa mini aventura fuera por nada.
Seokjin abrió la puerta, sorprendido de verlos ahí. Ya de por si era raro que tocaran con esa lluvia, pero ahora era aún más raro que ellos fueran quienes lo hacían.
—Hola —dijo Jimin, viendo que no reaccionaba.
—¿Qué desean? —preguntó Seokjin.
Esta vez se sentía más tranquilo. Le había hecho un amuleto de protección contra la energía de Jungkook a su cachorro, para que no le afectara. Esperaba que sirviera, aunque no estaba dispuesto a exponer a su bebé para comprobarlo.
—Venimos porque necesitamos que nos ayudes con todo lo del embarazo de mi omega, que cosas podemos hacer y que no —explicó Jungkook, casi rogando. Si no lo hacía por él, que al menos lo hiciera por Jimin y el cachorro.
Seokjin dudó, pero finalmente los dejó entrar.
Jungkook dejó el cuero empapado —pero efectivo— a un lado, mientras limpiaban las botas lo más que podían en el trapo de la entrada. Era una casita pequeña y hogareña, suficiente para un omega solitario y su bebé que aún no ocupaba tanto lugar. Lo que si tenía muchos adornos de cerámica pulidos, con flores pintadas y bordes brillantes. Eso le daba otro toque al lugar.
—¿Qué es lo que quieren preguntar? —habló Seokjin, volteando a ver a ambos.
Podía sentir sus energías de un modo tan intenso, que se sentía abrumado. La de Jungkook tan pesada y negativa, mientras que la de Jimin era pura y limpia, completamente nueva. Una mezcla bastante irónica a su parecer.
—Pues quiero saber los síntomas, si tengo que revisar algo en los meses. que cosas puedo comer y que cosas no, como será el sexo de ahora en adelante —dijo Jimin. Sus mejillas encendiéndose con las últimas palabras—. Quiero saber todo para cuidar de mi cachorro y que nazca sano.
Seokjin asintió y se acercó al peliblanco, pidiéndole que sostuviera su remera para dejar a la vista su piel. Tocó su estómago, presionando un poco y si podía sentir que estaba duro. Sin duda había un cachorro ahí.
—¿Cuántos tiempo tiene desde el celo?
—Mmm... creo que ¿un mes?
—Si, un mes —afirmó Jungkook.
—Entonces si vas a seguir teniendo náuseas, mareos, cambios de humor, sensibilidad —explicó Seokjin—. Las náuseas y mareos desaparecerán al tercer mes. Debes comer mucha carne, verduras, frutas y evitar cualquier bebida alcohólica.
—¿Y cómo puedo controlar los mareos?
—Mmm... generalmente las náuseas no pueden evitarse. Hay un remedio para quitar las náuseas, pero estás preñado, no puedes tomarlo, si lo haces puedes perderlo. Y sobre el sexo... lo más recomendable es que no se tenga, pero si se practica con cuidado no veo inconvenientes.
—¿Por qué no? —quería saber todo, pues le había encantado sentir a Jungkook con la sensibilidad que poseía ahora en su entrada.
—Porque a veces no se mide la intensidad. Creo que ustedes entienden a lo que me refiero, por eso les digo; si van a tener procuren no perder los estribos —Jungkook asintió, estando consciente de que eso iba para él—. Ah, y debes tomar leche, mucha leche. De vaca obviamente —aclaró, haciendo reír a Jimin.
—¿Sólo eso ibas a preguntar? —dijo Jungkook. No quería que el viaje fuera para nada.
—¿Debo hacer revisiones como ahora cada cierto tiempo? —preguntó Jimin.
—Para ver como se encuentra el cachorro y si no está en mal posición. Come todo lo que puedas para que mantengas energías a la hora de dar a luz.
—¿Y cuando entre en parto iras?
—Si así lo desean puedo atenderlo. Yo tuve solo a mi cachorro, y ya había atendido a otros.
Jimin no pudo evitar abrir la boca del asombró. ¿Había tenido solo a su cachorro? Eso debió de doler mucho, además estar acompañado a la hora del parto era muy importante para el omega. Con un cachorro eran aún más vulnerables.
—¿En serio? ¿Y no tuviste miedo?
—Lo tuve, obviamente era mi primer cachorro y no había nadie más en casa. Hacía meses el alfa irresponsable se había ido, pero había atendido otros partos antes así que me relajé y dejé que todo fluyera.
—Wow que increíble —realmente estaba sorprendido, al igual que Jungkook—. Y tienes un cachorro muy lindo.
—Gracias —sonrió.
A pesar de no tener a nadie más, estaba feliz con su bebé. Estaba cerca del año y medio, era su compañía y rayito de sol cada día.
—Por último necesito consultar algo contigo, en privado —aclaró. Realmente le urgía hablar con Seokjin un tema importante, uno que Jungkook no debía oír, aunque ya andaba sintiendo las miradas raras y llenas de preguntas de su alfa en su nuca.
—Ah... sí, claro —pues a él también se le hacía raro—. ¿En mi habitación está bien?
Jimin asintió y observó a Jungkook un momento, siguiendo a Seokjin hasta su cuarto. Luego de cerrar la puerta, ni siquiera prestó atención en observar con detalle el lugar. Solo quería hablar y que Jungkook no escuchara. Lo catalogaba como un tema serio e importante.
—Te escucho —dijo Seokjin, alejándose un poco de la puerta por las dudas.
—Pues... mi pregunta va sobre algo muy aparte del cachorro y eso, es más por Jungkook —habló el peliblanco por lo bajo, sorprendiendo un poco a Seokjin por tocar el tema—. Mi hermano y su alfa me dijeron que la energía de Jungkook es como... pesada y oscura, pero yo realmente no siento nada de eso y quería saber si tú lo sientes así igual, con sinceridad.
Seokjin mordió sus labios, algo nervioso. ¿Por qué le preguntaba a él sobre eso? ¿Por qué no encaraba directamente a Jungkook? Quizá Jimin tenía miedo de lo que podía llegar a encontrar o de lo que podía pasar, por eso buscaba refugiarse en la opinión de otros antes de hablar con su alfa.
—La siento —asintió, decidiendo decirle la verdad—. Es una energía fuerte y la siento tanto como tu energía, la cual es pura y pacífica.
—¿Pero por qué él es así? Yo no siento nada de eso, no me afecta.
—Ya he notado que no te afecta, por eso estoy curioso sobre ustedes, sobre todo de ti, por qué soportas su energía. Mi cachorro estuvo muy mal con sólo haber estado esos instantes con él esa vez, pero no creo ser yo el indicado para decirte lo que sucede con Jungkook.
—No puede ser que él sea así porque... es tan lindo conmigo que no encuentro algo malo en él.
—No no, él es buena persona ahora —pues bien sabía lo mierda que fue en un pasado—. Pero por eso creo que no debo ser yo el que te diga lo que es, si no que él.
Jimin no respiró por un momento y su corazón iba rápido. después de tanto, recién en ese instante comenzaba a darse cuenta de la magnitud del problema. Por alguna razón se sentía curioso de la respuesta, pero también nervioso y con cierto miedo. Bien sabía que Jungkook le preguntaría luego al sentirlo así.
—¿Es qué? —Seokjin hablaba de ser, no de tener—. Él volvió oscura mi luz ayer —observaba con detalle cada reacción de Seokjin. Era evidente que el pelinegro algo quería decirle, mas no lo hacía, eso lo llevó a largar un suspiro cargado de frustración al no tener las respuestas que deseaba—. Esta bien, tendré que preguntarle a él.
—No creo que quiera decírtelo...
—Pero tengo derecho a saberlo. Soy su omega, vamos a tener un cachorro-
—Tiene sangre de demonio —dijo por lo bajo, interrumpiéndolo—. Por eso su energía negativa. Él no es malvado, pero es un demonio.
Las palabras de Seokjin fueron como un balde de agua fría para Jimin. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Cómo podía ser posible eso? Aunque teniendo en cuenta que él podía manejar la luz, temas de demonios no eran imposibles. Aún así, se sentía confundido y un tanto asustado, porque si eso era cierto... ¿Cómo es que Jungkook había terminado de ese modo? ¿Por qué poseía algo como eso?
Demasiadas preguntas rondaban en su cabeza y todas sin respuesta.
—No sé demasiado sobre eso, pero si sé que es cierto —volvió a hablar Seokjin, al ver que el peliblanco parecía en shock, sin decir palabra alguna—. Sus hermanos creo que están en las mismas, a ellos no los conozco tanto, solo a Jungkook.
Jimin solo asintió, anonadado con las palabras de Seokjin. No sabía que hacer o que decirle a Jungkook. ¿Era buena idea callar o debía hacerle frente? Estaba en su derecho de exigir la verdad, estaban enlazados e iban a tener un cachorro. No podía haber secretos de ese tamaño, no después de que le había confiado lo que podía hacer con la luz.
—Gracias por decirme, no le diré que fuiste tú... —logró decir Jimin, aún muy perdido en sus pensamientos, un tanto angustiado.
—Él es bueno, no tengas miedo de que vaya a volverse malo —Jimin asintió—. Voy a estar pendiente de tu embarazo, quiero ver cómo evoluciona, así que cuando pueda me daré una vuelta por su casa.
—Voy a estar esperándote —lo abrazó. No solo por la ayuda, sino también por decirle lo que pasaba con Jungkook, aunque no fuera de su incumbencia.
En cuanto salieron del cuarto, Jimin sonrió. No quería levantar sospechas, pero Jungkook no era tonto. Sentía con completo detalle la impresión que aún poseía el cuerpo de Jimin. No tenía idea de que habían hablado. Seguro no era nada bueno.
—¿Todo bien? —preguntó Jungkook.
Jimin solo asintió. Era de esperarse.
—Vamos a casa —dijo el peliblanco, caminando a la puerta.
—Regresen con cuidado —dijo Seokjin, rogando que no se le armara ningún problema Jimin o a él.
—Gracias —dijo Jungkook, antes de salir de ahí.
Tomó el cuero sobre ambos, comenzando a caminar de regreso. Jimin estaba muy ido y pensativo, pues no tenía idea de cómo iba a encarar el tema con Jungkook o si quiera si debía preguntar al menos. Para colmo la mirada de su alfa lo estaba matando. Era obvio que necesitaba explicaciones.
—¿Estás bien? —volvió a preguntar Jungkook, sin poder evitarlo—. Te siento extraño. Cuando entraste con Jin estabas contento, pero cuando saliste estabas confundido, pensativo, impresionado... ¿qué te dijo?
—Estoy bien, no me pasa nada. Estoy feliz, nuestro cachorro va a crecer sano.
—¿Seguro? Sabes que puedo sentir lo que tú.
Jimin suspiró. Ahí estaba lo que tanto temía: —Bien, si hay algo que me inquieta, pero no tiene que ver con el cachorro.
—¿Entonces? —se detuvo a verlo, notando la incertidumbre en los ojos de su omega.
El peliblanco dudó por unos segundos, preguntándose si realmente era el momento para hablar sobre ello, pero necesitaba hacer algo para que al menos Jungkook dejara de preguntar.
—¿Qué edad tenías cuando murieron tus padres?
La pregunta descolocó por completo a Jungkook. No se esperaba nada así y de inmediato el miedo se instaló en él. ¿Qué podría haber hablado con Seokjin para que Jimin preguntara esas cosas o se sintiera de ese modo? Creía saberlo, pero temía afirmarlo.
—¿Por qué me preguntas eso?
—Solo quiero saberlo. ¿Eres el más pequeño de tus hermanos?
—Soy el del medio.
—¿La casa era de tus padres?
—¿Por qué lo preguntas?
—Curiosidad...
Jungkook no se tragaba ese cuento. Podía fingir ser idiota, pero no lo era. Ahí había algo que inquietaba a Jimin sobre su persona, era obvio.
—¿No tienes más preguntas? —Jimin negó, sintiendo el alivio en su alfa—. ¿Si sabes que te quiero? —dejó un tierno beso en su frente.
—Y yo a ti —no pudo evitar sonreír—. ¿Y tú si sabes que puedes confiar conmigo lo que sea?
El azabache alzó una ceja, completamente consciente de la indirecta que Jimin acababa de arrojar a su cara. Era oficial, algo sabía y no estaba siéndole sincero. Quizá debía esperar a que el omega se atreviera o decírselo en un momento de desesperación.
—Si, lo sé... pero mejor volvamos a la casa antes de que llueva peor —retomaron la caminata—. Ya escuchaste lo que dijo Seokjin. Debes comer mucho para que estés lleno de energía.
—Pero no quiero salir rodando.
—No va a pasar —se carcajeo de literalmente imaginarlo como bola.
—¿Me vas a seguir queriendo gordito? —hizo un puchero, viéndose adorable.
—Claro que si. Con o sin rollitos te voy a querer igual —dejó un lindo beso en sus labios.
No le importaba en absoluto como Jimin se viera. Lo amaba, aunque aún no se lo dijera. Él era su luz, su razón de ser y lo más precioso que tenía en su vida. No tenía idea que sería de él sin aquel omega a su lado. Desde el primer día en que lo vio supo que lo querría más que a nada en ese mundo y que lo protegería de lo que fuera, incluso de sí mismo.
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